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He venido observando con agrado que, cada vez con mayor frecuencia, es posible encontrar peonías tanto en centros de jardinería con floristerías, algo bastante inusitado, ya que apenas hace cinco años esta planta de flor parecía que se la hubiera tragado para siempre jamás el olvido, especialmente a este lado de los Pirineos, donde las condiciones de cultivo no son las ideales para ella. Para que no sepan como es esta planta, bastará con decir que produce unas flores que son como rosas, pero el doble de grandes, y que no tiene espinas... La peonía conoció un momento de esplendor a principios del siglo XX, cuando sus grandes flores fragantes lucían a millones en los jardines de las mansiones, y empezó a declinar cuando la rosa ocupó su lugar en el negocio de la floristería, una auténtica pena, no tan sólo por que las peonías son tanto o más bonistas que las rosas de invernadero que inundan los puestos de flores, sino que tiene unas características que las hacen mucho más adecuadas para este tipo de negocio...

Como plantas silvestres, la peonías crecen en Asía, Norteamérica y el sur de Europa. Las peonías que podemos encontrar actualmente descienden básicamente de dos especies botánicas diferentes: paeonia lactiflora, originaria de Tibet y Siberia, y paeonia sufructicosa, originaria de China. Estas dos descendencias enmarcan los dos grandes grupos de peonías: las herbáceas y las arbustivas. Las primeras son plantas herbáceas perennes de tubérculos subterráneos (para entendernos, como una dalia) que normalmente alcanzan un desarrollo máximo de 1 metro de altura y que producen grandes capullos de los que salen flores de hasta 16 de diámetro; las segundas, son arbustos perennes (para entendernos, como un rosal) también de tubérculos, que alcanzan un tamaño algo superior (hasta 2 metros) y que igualmente producen grandes flores de diversas formas. Todas las variedades que descienden de ambas especies florecen todas únicamente una vez, a finales de primavera.

Personalmente, prefiero hablar de las peonías herbáceas por la sencilla razón de que son más fáciles de cultivar y se encuentran con mayor facilidad en los centros de jardinería. Las peonías arbustivas son plantas de un crecimiento extremadamente lento que requieren una enorme paciencia por parte del jardinero. Son, además, bastante más costosas.

CONDICIONES DE CULTIVO

Como quedó dicho, las peonías herbáceas son plantas vivaces que desaparecen con la llegada del invierno y reaparecen de nuevo con la primavera. Son plantas muy rústicas, que se adaptan a multitud de terrenos y de exposiciones, pero que prefieren terrenos arcillosos y bien drenados, que permanezcan húmedos permanentemente (pero nunca encharcados) y con una exposición solar no demasiado prolongada. Son plantas de clima templado, lo que quiere decir que no son nada adecuadas para climas mediterráneos. Necesitan inviernos recios y con temperaturas bajas constantes para poder florecer en primavera. Fuera de las zonas costeras, en climas de interior, pueden cultivarse sin demasiado problema en la mayor parte de la península.

PLANTACIÓN

Como otras bulbosas, suele realizarse a partir de octubre. Normalmente, lo que nos venden en los gardens es un bulbo (también puede comprarse, en temporada, la planta entera, aunque es menos recomendable y sale más caro). Es importante plantar el bulbo en un agujero de considerables dimensiones lleno de tierra abonada y con un poco de estiércol en el fondo. Las peonías odian la tierra pobre y si el agujero no es lo suficientemente amplio y profundo es casi seguro que su desarrollo se quedará a medio camino. La única precaución es no plantar los 'ojos' (unos pequeños brotes rosados a más de 5 cm de profundidad; ved foto para haceros una idea). Normalmente, en el primer año se limitan a echar algunas hojas. En el segundo, acostumbran a regalarnos con una flor solitaria. Es a partir del tercer año que empiezan a florecer en abundancia y a mostrarse en todo su esplendor, así que paciencia.

Las peonías son plantas muy resistentes y de larga vida. No es raro que algunos ejemplares lleguen a vivir más de 50 años. Como todas las bulbosas, se reproducen por división, una operación delicada que tan sólo recomiendo a los más expertos si no queremos cargarnos la planta... Son plantas extremadamente robustas que no necesitan apenas cuidados. Basta con abonarlas al principio de la primavera (yo aconsejo el estiércol o el guano y evito las formulaciones químicas). Raramente cogen enfermedades.

El cultivo en macetas, por desgracia, es muy dificultoso ya que estas plantas emiten un sistema de raíces muy extenso y necesitan mucho espacio para vivir. Todo depende del tamaño de la maceta, claro, pero una terraza en un núcleo urbano no es, a priori, el lugar adecuado para cultivar peonías...

LA FLOR

Aunque la planta de por sí ya es atractiva, con un follaje lustroso y denso, son las flores las que merecen especialmente la pena. Sencillamente, son impresionantes. Lástima que las fotos que he colgado no les hagan justicia. Son flores de gran tamaño, normalmente fragantes y, aunque de una coloración limitada, tienen formas y combinaciones de tonalidades que quitan el hipo. Es todavía una planta francamente desconocida en España y muchas veces la gente no sabe identificarlas o las confunde con una rosa de colosal tamaño. Pero no, no son rosas ni tienen nada que ver con ellas. Aparte de su belleza intrínseca, las peonías son magníficas como flor de corte, ya que duran mucho una vez cortadas; tienen, además, la ventaja de que si se corta el capullo antes de abierto, este se abre posteriormente, algo que las rosas no pueden hacer: no se abren hasta que los cuatro sépalos (pequeñas hojitas verdes que cubren el capullo) se han retirado completamente.
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